SOBRE EL ESTUDIAR Y
EL ESTUDIANTE (PRIMERA LECCIÓN DE UN CURSO)
José Ortega y Gasset
Sobre
el estudiar y el estudiante se encuentra ciertas cosas involucradas una de
ellas es la metafísica. La metafísica es una interesante cosa que se estudia en
este tema. La Metafísica sea una falsedad, ésta se
atribuye no a la Metafísica, sino a que nos pongamos a estudiarla. No se trata,
pues, de la falsedad de uno o muchos pensamientos nuestros, sino de la falsedad
de un nuestro hacer, de lo que ahora vamos a hacer: estudiar una disciplina.
La
situación normal del hombre que se llama estudiar, si usamos sobre todo este
vocablo en el sentido que tiene como estudio del estudiante o, lo que es lo
mismo, preguntémonos qué es el estudiante como tal. Nos encontramos con que el
estudiante es un ser humano, masculino o femenino, a quien la vida le impone la
necesidad de estudiar las ciencias de las cuales él no ha sentido inmediata,
auténtica necesidad.
El
buen estudiante es por completo heterogéneo, la situación del estudiante ante
la ciencia es opuesta a la que ante ésta tuvo su creador, primero sintió una necesidad
vital y no científica y ella le llevó a buscar su satisfacción, y al
encontrarla en unas ciertas ideas resultó que éstas eran la ciencia.
En
cambio, el estudiante se encuentra, desde luego, con la ciencia ya hecha, como algo
que se levanta ante él y le cierra su camino vital. En el mejor caso, la
ciencia le gusta, le atrae, le parece bonita, le promete triunfos en la vida.
Pero nada de esto tiene que ver con la necesidad auténtica que lleva a crear la
ciencia.
Aquél
tenderá a no hacerse cuestión del contenido de la ciencia, a no criticaría; al
contrario, tenderá a reconfortarse pensando que ese contenido de la ciencia ya
hecha tiene un valor definitivo, es la pura verdad.
El
estudiante no lo es en general, sino que estudia ciencias o letras, y esto
supone una predeterminación de su espíritu, una apetencia menos vaga y no
impuesta de fuera.
Estudiar
es, pues, algo constitutivamente contradictorio y falso. El estudiante es una
falsificación del hombre. Ser estudiante, como ser contribuyente, es algo “artificial”
que el hombre se ve obligado a ser.
En la enseñanza: que el estudiante no estudia,
y que si estudia, poniendo su mejor voluntad, no aprende; y claro es que si el
estudiante, sea por lo que sea, no aprende, el profesor no podrá decir que
enseña, sino a los sumo, que intente, pero no logra enseñar.
Comprenderán
ustedes que no se resuelve el problema diciendo: “Bueno; pues si estudiar es
una falsificación del hombre, y además lleva o puede llevar a tales
consecuencias, que no se estudie”. Estudiar y ser estudiante es siempre, y
sobre todo hoy, una necesidad inexorable del hombre.
El
caso del estudiar es, pues, no basta con
que yo sea un buen estudiante para que logre asimilar la ciencia. Por esto,
porque las dos cosas son verdad a la par y su necesidad y su inutilidad, es el
estudiar un problema. Un problema es siempre una contradicción que la
inteligencia encuentra ante sí, que tira de ella en dos direcciones opuestas.
La
solución a tan crudo problema se desprende de todo lo que he dicho: no consiste
en decretar que no se estudie, sino en reformar profundamente ese hacer humano
que es el estudiar y, consecuentemente, el ser del estudiante.
Para
esto es preciso volver del revés la enseñanza y decir: enseñar no es primaria y
fundamentalmente sino enseñar la necesidad de una ciencia y no enseñar la
ciencia cuya necesidad sea imposible hacer sentir al estudiante.
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